Jeu de paume
Sin embargo para otros el cambio no sé debió a algo tan vulgar. Opinan que Wingfield buscó otro nombre inspirándose en la tenisca: la cinta que los romanos utilizaban para dividir los terrenos de juego en dos mitades. Esta teoría no es muy popular hoy pues se cree que fue inventada para negar los orígenes galos (en aquella época había esas rivalidades).
Sextante, reloj y cañón
1. La teoría del círculo: buscando la forma de puntuación perfecta se pensó en la más perfecta de las formas, el círculo. Imaginad que un set tuviera forma redonda: cada set estaría dividido en seis partes (un “sextante” de ese círculo). A continuación dividid ese “sextante” en tres partes: la primera terminaría haciendo un ángulo de 15º; la segunda, otro de 30º; y la tercera, otro de 45º. Así los puntos corresponderían a esas fracciones.
2. La teoría de la hora: en este caso hay que imaginarse un partido de tenis como la esfera de un reloj y hacer una muesca cada 15 minutos. Así una hora estaría partida en cuatro periodos de quince minutos: el que va del minuto 0 al minuto 15; del minuto 15 al minuto 30; del 30 al 45; y del 45 de vuelta al 0. Así cada punto correspondería a uno de esos cuartos (incluido el final, el del desempate, en el que gana el que consigue una puntuación de más de 40).
3. Teoría de los cañones: según los defensores de esta historia la puntuación tendría como origen los distintos calibres de los cañones de los barcos ingleses y su orden a la hora de hacer una salva (disparos a modo de saludo para las autoridades). Primero disparaban los del calibre 15, al estar en la cubierta principal; después los del 30, situados en la cubierta intermedia; y finalmente los del 45, en la cubierta inferior.
Seguro que no se os ha escapado un detalle: hasta ahora hemos hablado del número 45 cuando en el tenis la puntuación es de 40. La explicación de este cambio es mucho más simple que todo lo que hemos mencionado antes: se debió a que es mucho más rápido y sencillo decir “cuarenta” que “cuarenta y cinco”.
Os prometimos al inicio de este post que, además del origen y la puntuación, os explicaríamos por qué algunos y algunas tenistas gritan tanto al darle a la pelota. No os inquietéis: no os vamos a hablar sobre geometría, medidas o historia antigua.
Aquí entran en juego el esfuerzo y la psicología: según psicólogos de la Universidad de Vancouver el tenista sin darse cuenta, percibe que un grito impide que el contrario se concentre y trate de adivinar la dirección que va a tomar la bola. Así que instintivamente asocia el grito con el punto. Puede parecer una tontería, pero los psicólogos han llevado a cabo distintos experimentos que parecen darles la razón.
Ya os habréis dado cuenta de que el tenis es un juego que, además de pericia, exige una buena cabeza. Y, porque sabemos que tenéis tanto una como otra, el tenis es uno de los deportes estrella